Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta, las mordeduras a niños representan más del 50% del total de casos de mordeduras, y el 61% de todos los ataques de perros ocurren en el hogar o en un lugar familiar. El 77% de los perros involucrados en una mordedura pertenecen a la familia de la víctima o a un amigo cercano. Los perros de la familia sin antecedentes de agresión podrían verse provocados a morder cuando sienten dolor o si sienten que ellos o su familia están siendo amenazados. Debemos usar el buen juicio para protegernos a nosotros mismos y a nuestros perros.

Al entrar a una casa con un perro, recuerda siempre que estás entrando en su territorio. Ve despacio y espera a que te presenten. Dale espacio al perro y no intentes hacerte amigo de inmediato. Nunca te acerques rápidamente a un perro que esté tumbado o durmiendo. Cuando juegues con un perro que se esté excitando demasiado, tómate un descanso. Nunca molestes a un perro. Molestar no es divertido para ellos; de hecho, puede ser bastante alarmante. Los niños menores de cinco años son más propensos a ser mordidos, así que nunca dejes a niños pequeños solos con un perro.

Si siente que está en una situación peligrosa, no huya gritando del perro. Es posible que lo persiga instintivamente. No establezca contacto visual directo ni prolongado; un perro que se siente amenazado podría percibirlo como un desafío. Si un perro desconocido se acerca, quédese muy quieto. Si un perro lo derriba, hágase un ovillo y permanezca lo más quieto posible.

La mayoría de las personas consideran a los animales de compañía como sus mejores amigos y familiares. Debemos protegerlos de situaciones peligrosas, como lo hacemos con nuestros hijos, nuestros mayores o cualquier otro miembro de la familia. Lleva a tu perro a clases de adiestramiento; así se conocerán mejor. Se entrenará y socializará mejor. Aprenderás a comunicarte con él, lo que te ayudará a anticipar y responder ante situaciones que puedan asustarlo y provocar un comportamiento inaceptable.

Podemos hacer mucho para proteger a nuestros mejores amigos de situaciones peligrosas y evitar que se conviertan en un número más en las estadísticas de mordeduras de perro. Aprobar ordenanzas y añadir leyes no es la solución. El buen juicio es clave para que nuestra vida con los perros sea más segura y agradable. A cambio, ellos nos recompensarán con una vida de amor y lealtad incondicionales.